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LA LLAMADA A LA ORACIÓN

Una llamada a la paz y libertad de Palestina.
de Sara Maymir Caló
Órgiva – 4 mayo 2024 – Poesía General y Local

PRESENTACION
En esta poesía quiero reflejar una realidad que viven día tras día millones de familias palestinas y que a veces olvidamos.
El infierno en el que crecen millones de niños entre torturas y muerte, y darle al mundo otro grito de esperanza de que pare esta masacre que no puede llamarse guerra.
Aquí reflejo el paso del día de una madre con sus hijos en Palestina, donde el único refugio de su gente es la oración y la fé, a la cual se aferran para no perder la cabeza y seguir adelante esperando que cambie está dura situación .
Intentando maquillar la dureza de la realidad que vive día a día a sus hijos, siguiendo hacia adelante buscando en Dios su refugio.
Al-Faŷr, al-Dhuhr, al-‘Asr, al-Maghrib y al-‘Isha son los nombres de las cinco oraciones que rezan los musulmanes a lo largo del día, citadas en el poema.

Sara Maymir Caló – correo electrónico : saramaymirc (at) gmail (dot) com


Al-Faŷr en Palestina,
La oración de la mañana
Y mi madre se despierta
Buscando la luz temprana.

Recordando con ternura
La paz como un viejo sueño,
Pero su lucha perdura,
Nos explica con empeño:

Que mi pueblo era mi pueblo,
Y mi plaza era mi plaza.
Hoy me robaron la vida,
Sólo hay llantos en mi casa

Los familiares cercanos
Se preguntan ¿Qué le pasa?
Mi madre llora en silencio
Mientras mi hermano la abraza.

A lo lejos no distingue
Si la neblina temprana
Es el humo de un misil,
O niebla de la mañana.

En guerra ha envejecido,
Ha sido madre y abuela,
Y en su corazón la niña
Que jugaba en la plazuela.


Ya son cerca de las doce
Y al fondo de la calleja
Se escuchaban unas voces
De lamento y de tristeza.

Con temblor en la garganta
Clama al cielo con sus manos.
Camina hacia el cementerio
Con el cuerpo de mi hermano.

A pesar de un día duro
Le acaricia el corazón
Cuando escucha en la mezquita
La llamada a la oración.

Al-Dhuhr en Palestina
Y la ciudad se silencia
Buscando refugio en Dios
Y clamando su presencia.

Reza mientras mira al cielo
Con dulzura y dignidad,
Puedo leer en sus labios:
Palestina en libertad.

Nos robaron nuestra infancia
Celebrando nuestra muerte,
Mi madre me coge en brazos
Y se levanta aún más fuerte.

Miles de cuerpos yacen
Tendidos entre el escombro
-Estan dormidos, cariño.-
Y me recuesta en su hombro,
Entonces vuelvo a ser niño.


Ya va bajando la tarde
Entre el humo de esta guerra,
De lágrimas de mi gente
Está mojada la tierra.

Donde estarán mis paisanos?
Se fueron lejos de aquí
En campos de refugiados
O en algún otro país

Su sangre es de Palestina
Y no les deja dormir
Les robaron el derecho
De vivir en su país.

Miles de detenidos
En una Franja de Gaza
No tienen manta ni pan,
No tienen techo ni casa.

Torturados sin piedad
Las familias separadas,
Sólo hay eco de lamentos,
Nadie escucha sus llamadas.

Pero todo se silencia
Al llegar la hora de Al-Asr,
Se arrodillan en el suelo,
A la alfombrilla se abrazan
Y en Dios buscan su consuelo.
Pidiendo un poco de paz,
Un milagro desde el cielo.


De esta masacre sin nombre
Estos son los resultados:
Sólo hay cuellos sin cabeza,
Sólo hay brazos amputados.

Mi madre espera escondida
A que cesen los disparos,
Mi calle es un cementerio
De cuerpos desenterrados.

Se refleja en sus pupilas
Su alma que se descompone
Ya llega la hora de Al-Maghrib
Cuando el sol se pone.

Y cuando el cielo se tiñe
Con el color de la miel
Y la oración llama al timbre
Como una caricia en la piel.

Entonces miro a mi madre
A la hora de rezar,
Consigue parar sus miedos
Y se calma su ansiedad.

Noto sus manos temblando
Cuando observa un resplandor,
Pero deja su destino
En las manos del Señor.

Al terminar su oración
Con gran dulzura me abraza
Y dice -Vamos cariño,
Ya nos volvemos a casa.-


Mi madre me carga en brazos
Con un paso muy valiente
Y me susurra al oído
-Mi vida, debes ser fuerte.-
Mire hacia donde mire
Mis ojos solo ven muerte.

Cuando llegamos a casa
Me lo pinta diferente,
Para que al día siguiente
El miedo no viva en mí
Y cuando cierre los ojos
Mi mente pueda dormir.

Y me explica que la tierra
No tiene precio ni dueño,
Después se queda despierta
Para vigilar mi sueño
Y me da un beso en la frente
Y me arropa mientras duermo.

No sé si estaremos vivos
O comeremos mañana,
Escucho a mi madre rezar
Al-Isha junto a mi hermana.

Mi casa huele a jazmín
Y hay ángeles en mi cama.


Solo quiero recordaros
Cuanta gente sometida
Hoy viven en este infierno
Y no encuentran la salida.

Es la triste realidad
Que viven día tras día,
Observen la situación
Por si no lo conocían.

¿Dónde está la diferencia
Entre tu vida y su vida?

Hoy quiero que a Palestina
La pongas en tu oración
Con una mano en el pecho
Y la otra en el corazón.

Rezamos por qué algún día
Acabe está desigualdad
Y escribimos en el cielo
Palestina en Libertad.